Uno de cada diez adolescentes españoles ha recibido una proposición sexual en internet por parte de un adulto, y un 42 % reconoce haber percibido mensajes de contenido erótico a través de las redes sociales. Así lo asegura el informe Impacto de la tecnología en la adolescencia, presentado hoy martes por Unicef España.

Este estudio recoge las opiniones de más de 40.000 jóvenes españoles de entre 11 y 18 años, que explican cuál es su relación con las redes sociales y sus hábitos de consumo. Según han asegurado sus responsables en un encuentro con medios, se trata del documento más amplio que se ha hecho sobre el tema a nivel de España y Europa.

A juicio de Antonio Rial, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de Santiago de Compostela y responsable científico de la muestra, las conclusiones de este estudio se pueden resumir en tres claves: la omnipresencia de los jóvenes en las redes sociales; el impacto de los dispositivos digitales en sus emociones, sus adicciones y su salud mental; y la importancia de la seguridad en red.

Un informe que llega en un periodo en el que la sociedad ha tenido que acelerar su digitalización durante la crisis sanitaria del coronavirus; pues la pandemia “nos ha puesto a todos en un nivel de conectividad inaudito del que parece difícil salir sin perder la capacidad de decisión personal y colectiva sobre cómo hacer algunas cosas”, comentó la periodista María Zabala, encargada de moderar el evento.

Experimentamos constantes cambios y la llegada nuevas tecnologías como el futuro metaverso, que según el presidente del Consejo de Colegios Oficiales de Ingeniería Informática, Fernando Suárez, supondrá “un giro de tuerca a cómo nos relacionamos a través de internet y las redes sociales”.

Su primer móvil, a los 11 años

El informe destaca que el 98 % de los jóvenes disponen de conexión a internet en casa, de los cuales un 90 % lo utiliza a diario.

De media, los adolescentes obtienen su primer móvil antes de los 11 años. Un 31,5 % hacen uso de sus smartphones más de 5 horas al día, y más de la mitad admiten dormir con el dispositivo en la habitación o incluso llevárselo a clase.

Prácticamente la totalidad (99 %) de los encuestados están presentes en aplicaciones de mensajería instantánea y un 98,5 % tiene perfil en, al menos, una red social. Estar fuera de ellas supone estar fuera de la conversación y aislarse socialmente.

En el podio de las aplicaciones favoritas entre los jóvenes españoles están WhatsApp (95 %), YouTube (90,8 %) e Instagram (79,9 %). Además, el informe hace hincapié en el hecho de que algunos poseen más de un perfil en la misma red social: una cuenta “blanca” de cara a los familiares y conocidos, y otra más privada, de la que los padres no tienen constancia y donde publican otro tipo de contenido más personal.

“A la hora de publicar fotos tuyas, te estás exponiendo mucho al público y te pueden llegar bastantes críticas de personas que ni siquiera conozcas y eso, dependiendo de la persona, te puede afectar”, aseveró Rayan, uno de los jóvenes encuestados, de 13 años.

Entre los motivos por los que los jóvenes recurren a las redes sociales destaca, en primer lugar, la intención de hacer amigos (58,1 %); mientras que cuatro de cada diez adolescentes lo hacen para evitar sentirse solos. Alegría, tranquilidad o diversión, son algunos de los sentimientos más experimentados por ellos dentro de las aplicaciones móviles.

Situación de vulnerabilidad

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Las tecnologías también tienen su parte negativa, y los jóvenes se encuentran en situación de vulnerabilidad ante los peligros de la red, tales como el sexting (envío de fotos o vídeos sexuales), o el grooming (cuando un adulto se pone en contacto con niños con el fin de involucrarle en una actividad sexual).

Uno de cada diez adolescentes españoles admite haber recibido proposiciones sexuales por parte de un adulto; y un 42 % de los encuestados aseguran haber recibido mensajes de índole sexual: un contenido que en el 26,8 % de los casos provenía de parte de sus propios contactos (sexting pasivo) y en un 8 % de los casos habían sido ellos mismos los que habían enviado imágenes o vídeos íntimos a terceros (sexting activo).

Del mismo modo, el informe desvela que 2 de cada 10 adolescentes (un 22,5 %) podría estar siendo víctima de ciberacoso, principalmente por compañeros de la misma clase, y con el desconocimiento de los progenitores. Además, añade que en la mayoría de casos la víctima también juega el papel de acosador.

Son preocupantes también los datos provenientes del ámbito de los videojuegos, el principal canal de ocio para 6 de cada diez encuestados. La mitad de ellos admiten consumir juegos no recomendados para su edad y un 20 % podría tener una relación de “enganche” con este tipo de pasatiempo.

También se ha observado un aumento en el porcentaje de jóvenes que se dan al juego online y las apuestas. Más de 70.000 estudiantes de ESO han apostado dinero en internet alguna vez, sobre todo bajo la creencia de “ganar dinero” de forma fácil, y a riesgo de desarrollar una ludopatía.

El informe finaliza con una serie de claves para promover una buena “higiene digital”, tomando como base la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) y concluye con un llamamiento a las familias a que adquieran un “rol activo” que permita garantizar en sus hijos un uso seguro, responsable y crítico de la tecnología.

  • Las familias necesitan contar con las herramientas y el apoyo necesario para ejercer la labor educativa y de acompañamiento. (En uno de cada 4 hogares en España se discute semanalmente por el uso de la tecnología).
  • El sistema educativo es clave en la transformación hacia una educación crítica y en el aprendizaje de las pautas para manejarse en internet.
  • Si los adolescentes tienen las herramientas necesarias para actuar, podrán comprender los riesgos, reconocer las situaciones de abuso y buscar ayuda cuando sea necesario.
  • Las instituciones deben generar mecanismos de protección, educación y promoción de los derechos en el entorno digital. Medidas que se traduzcan en acciones y planes de actuación.
  • La industria tecnológica tiene un rol fundamental para garantizar la protección de los más jóvenes, y debe difundir recomendaciones claras de uso y privacidad; así como de mecanismos de ayuda ante situaciones de riesgo.